Hace unos años, cuando Remember me estaba a punto de salir, un amigo me enseñó un vídeo del juego en el que se mostraba un nivel en particular. En él se apreciaba como iba a ser el gameplay que nos encontraríamos en el título. Lucía un apartado técnico de infarto para la época y el concepto de usar los recuerdos para interferir en los actos de nuestros enemigos, mezclado con un estilo de plataformas a lo Uncharted y unos combates basados en esquives y combos, a lo Batman, hacían de Remember me un juego de lo más apetecible.
Cuando el juego llegó a nuestras manos, la cosa se volvió algo agridulce. Todo lo prometido estaba ahí, sí, pero en menor medida de lo esperado. Los gráficos, eso sí, eran apabullantes. Con unos modelos de personajes impresionantes y unos escenarios que, para mi, casi se confundían con la realidad en algunos casos. Pero, como bien sabemos, no solo de gráficos vive el viedojugador así que vamos con los demás apartados.
La historia nos cuenta las desventuras de Nilim, una pobre cazadora de recuerdos que ha sido capturada y desprovista de sus recuerdos. La chica, amnésica y apresada, recibe la llamada de uno de sus antiguos compañeros, que la ayuda a escapar y a volver a su base y a recuperar sus efectos personales. Nilim es una errorista, rebeldes dedicados a interferir en los recuerdos de peces gordos para que crean que han hecho algo que en realidad no hicieron o que pasó algo que en realidad no pasó. Así consiguen que las cosas funcionen como ellos quieren.