lunes, 17 de julio de 2017

Final Fantasy XV


Que levante la mano el que no ha estado los últimos años esperando la llegada de Final Fantasy XV.
Desde que fue anunciado como Versus XIII, su desarrollo ha sido arduo y lleno de dificultades. Hasta que fue anunciado como FFXV, cambió el director y el enfoque y se pasó a la siguiente generación.
Aun así pasaron años hasta que lo pudimos tener en nuestras consolas, pero ¿mereció la pena?


La respuesta puede variar según a quién preguntes, pero generalmente suele ser afirmativa.
FFXV no será el rpg perfecto ni estará a la altura de lo que fue la saga antaño, pero teniendo en cuenta como suelen acabar los desarrollos tan largos y con tanto cambio de personal, el resultado es poco menos que increíble.


La historia nos sitúa en un reino en guerra. El rey Regis tiene que negociar desde su trono mientras que su primogénito, el joven Noctis, tiene que cumplir su parte casándose con la heredera del otro país, Lunafreya, y así asegurar una alianza. Para ello contará con al ayuda de sus 3 mejores aliados, Ignis, Prompto y Gladiolus, que serán los únicos personajes que nos acompañarán durante la aventura, salvo breves excepciones, pero Noctis será el único personaje que podremos controlar.


Esto ya supone un gran cambio respecto a los demás FF puesto que estos siempre se habían caracterizado por dejarnos construir a nuestro gusto un grupo con habilidades y armas que podían variar según quién jugase, hasta el punto de que el o la protagonista del juego podía quedarse fuera del equipo titular si así lo deseaba el jugador.



Aquí nos centraremos en Noctis. En como encaja el ataque a su patria, de como se toma la relación con sus compañeros, y de como busca desesperadamente de no ser superado por los sentimientos en un mundo hostil donde toda la responsabilidad de lograr la paz recae sobre él.
Si alguien de su equipo muere, será culpa suya. Si todo sale mal, será culpa suya. Aunque sus compañeros se esfuerzan en hacerle ver que están aquí por voluntad propia, Noctis no puede evitar pensar que en parte se obligan a acompañarle.


En todo momento se aprecia el gran trabajo realizado en darle personalidad a los 4 chicos. Nunca se harán pesados o se sentirá que sus reacciones son forzadas. Las situaciones fluyen perfectamente y podremos notar el carácter de cada uno de los miembros del grupo.


Pero entremos en materia. ¿Cómo es el juego? Después de unas últimas experiencias algo más lineales de lo que nos hubiese gustado desde la décima entrega, esta vez nos encontramos un mapa abierto, con su fauna y sus misiones secundarias. Aquí puede pasar de todo. Podemos encontrar alguien perdido que nos pide ayuda, podemos subir de nivel luchando contra los monstruos de la zona aunque también podemos encontrar enemigos mucho más fuertes que nosotros. Es un mundo vivo en el que la supervivencia depende de nuestra capacidad de juzgar si podemos luchar o es mejor huir.


Si decidimos pelear tendremos a nuestra disposición armas como espadas o lanzas, cada una asignada a un botón, que podremos combinar para realizar combos en tiempo real. Además, Noctis puede lanzar la espada a done le plazca para teletransportarse tras de ella y salir de la zona de peligro, o así mismo, atacar a distancia, cayendo sobre el enemigo como un rayo y asestando un combo.


Nuestros compañeros lucharán junto a nosotros y nos ayudarán si caemos en combate. Aquí entra otra de las novedades. Si morimos, nosotros o alguno de nuestros amigos, quedaremos en estado de debilidad. Así, podremos movernos lentamente pero no atacar. Si uno de nuestros compañeros nos toca, nos devolverá algunos puntos de vida y podremos seguir, pero si no lo hace y se nos acaba el tiempo, moriremos y ahí solo una cola de fénix podrá sacarnos del apuro.
Cabe decir que los objetos no son tan abundantes como en otras entregas así que deberemos ser más estrategas de lo que puede parecer.


Las magias también han cambiado. Ahora deberemos recoger por el mundo la energía mágica que emana de algunas piedras. Así, podemos embotellar esa energía y mezclarla para crear granadas de magia que pueden tener devastadores efectos. Con todo, FFXV se destapa como una experiencia familiar pero diferente a lo visto hasta ahora en la saga y depende de ti darle la oportunidad que merece o no.


En lo técnico no decepciona, aunque no sea tan espectacular como otros exponentes del género, cumple de sobra, dejándonos paisajes dignos de foto. Cada porción del mapa brilla con luz propia así como los personajes. Se mueven con exquisita suavidad y siempre parecerán personas vivas.
La música no podía ser menos y nos regala temas inolvidables durante toda la aventura que, una vez más, quizá no recordaremos tanto como las de previas entregas, pero sigue siendo admirable.


Quizá FFXV no será lo que algunos esperaban, pero hay que reconocer que el esfuerzo invertido en salvar un proyecto que, en ocasiones parecía perdido, ha sido titánico. Puede que le falte algo de gancho a la hora de contar la historia en algunos momentos, pero también nos regala uno de los villanos más carismáticos que hemos visto. A mi parecer, es un juego muy disfrutable y lleno de vida que nos hará seguir jugando para descubrir hasta el último rincón de ese bello mundo. Si eres o fuiste fan de la saga, no te lo puedes perder.


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