Con la llegada de la segunda parte del juego de Bungie, casi todos pensamos lo mismo: "Espero que hayan arreglado los fallos que tenía el primero". Otros directamente han dejado que su alma sea consumida por el juego de disparos.
Yo me hallo entre ambos. Por un lado Destiny no es el tipo de juego que me solía gustar, pero sin embargo, jugué al primero hasta el hartazgo. Me lo pasé varias veces así como todas sus expansiones.
La verdad es que en algunas ocasiones me sentí decepcionado con el juego, básicamente por la constante repetición de sus escenarios, objetivos y enemigos, que incluso en las expansiones, salían colocados en el mismo sitio, en la misma misión.
Si bien, es cierto que prometieron un viaje de 10 años, también era hora de renovar y no estoy seguro de que con Destiny 2 lo hayan conseguido del todo.
Sí que se nota mejor en todos los aspectos pero no mucho mejor.
Ahora hay cinemáticas durante toda la campaña, cosa que se agradece. Y se ha retocado todo lo justo como para que parezca familiar pero nuevo a la vez.
De momento, tras haber finalizado la campaña y varios asaltos cooperativos, aún queda muchísimo por hacer, como las aventuras y las Raids, la primera de las cuales se estrena hoy mismo.
Destiny 2 me está gustando aunque no tanto como me esperaba. Quizá es culpa mía por esperar algo muy diferente o mucho mejor, pero lo importante es que es divertido y tiene el potencial para que le dedique muchas horas.
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