martes, 25 de octubre de 2016

Mirror's Edge Catalyst


Mucho ha llovido desde que Faith se convirtió en nuestra runner favorita del mundo de los videojuegos. Aquel juego atrevido y original nos hizo entender que no es necesario llevar un arma en las manos para hacer un buen juego en primera persona.
Aquellas nuevas mecánicas de parkour y aquellos gráficos fotorealistas (para la época), aun permanecen en mi memoria debido al impacto que me ocasionaron. Se trataba de un juego corto pero innovador y fresco que hizo que deseáramos una secuela con más de aquello, pero mejor.


Parecía que la cosa no iba a llegar a buen puerto, pues se habló de dicha secuela, y también de su cancelación. Cosa de que nos desalentó. Pero tiempo después, el sol volvió a brillar, puesto que EA anunció Catalyst para la nueva generación de consolas. Las imágenes mostradas resultaban de lo más esperanzadoras. Gráficos de ensueño y un escenario aún más grande y abierto para explorar, haciendo gala de nuevas habilidades de runner.


¿Sería Catalyst la respuesta a nuestras peticiones? Pues sí y no. Como es de esperar en secuelas largamente retrasadas, no siempre acaban de cuajar, aunque afortunadamente, Catalyst ofrece muchas más cosas buenas que malas.



Faith vuelve pero, desafortunadamente, a menos que hayamos leído un cómic que narra los acontecimientos inmediatamente anteriores al juego, no sabremos de qué están hablando al principio los personajes. Se habla de una operación en la que Faith participó y que estropeó. Eso la llevó a pasar dos años en prisión. Pero ahora ha salido y se ha encontrado una ciudad controlada por KrugerSec, una organización que busca apoderarse de la información y mantener a la población controlada. Los runners lucharán por la libertad liberando esa información y destronando a KrugerSec.


Bajo esta premisa, nos encontramos en una ciudad abierta que espera a que la recorramos haciendo gala de nuestras habilidades. Todo lo que aprendimos en la precuela está aquí, además de nuevas habilidades, como el gaaaaaaancho, que tan de moda está en varios juegos. Gracias a él podremos balancearnos y así llegar más lejos, así como tirar de elementos del escenario para crear nuevas rutas.


Como en el juego anterior, no llevaremos armas y nos tendremos que valer de un simplificado sistema de combate cuerpo a cuerpo. Es ágil y funciona bastante bien, pero se nota que el juego está diseñado para que nos paremos lo mínimo posible. También podremos conseguir puntos para comprar mejoras, como deslizarnos más rápido o hacer más daño a un tipo concreto de soldado.


El mapa, como en otros juegos  de mundo abierto, está lleno de actividades que realizar, objetos que coleccionar y zonas que descubrir. Como siempre, encontraremos las clásicas atalayas que, tras escalarlas, nos concederán la posibilidad de efectuar un viaje rápido a esa zona del mapa. Pero aquí no se trata solo de escalar. Cada atalaya propone un reto diferente de plataformas y escalada, con trampas láser, bloques que se esconden y pasarelas estrechas.


El resto de desafíos son carreras en las que tenemos que llegar a un punto lo más rápido posible o llevar un paquete sin que se dañe, evitando caer bruscamente tras los saltos. Hay que decir que aquí viene el mayor problema del juego, a mi parecer. Su escasa variedad. Si bien es cierto que las atalayas son divertidas y nos harán pensar para llegar a lo más alto pero, el resto será correr y correr y saltar y saltar. Aunque la historia consigue mantener el interés hasta el final, el gameplay sigue siendo más de lo mismo hasta que terminemos la aventura.


Eso sí, hay que reconocer que técnicamente el juego es de lo mejor que se ha visto. Los modelos de los personajes son casi reales y la expresividad de sus caras, el movimiento fluido de sus cuerpos y el exquisito estilo con el que todo está recreado, hacen que nos deleitemos en cada secuencia cinemática.
El apartado sonoro no se queda atrás. El doblaje a nuestro idioma es perfecto, contando con voces conocidas del cine, acabando de redondear una experiencia audiovisual pocas veces vista.


En definitiva, Catalyst funciona muy bien como secuela de su predecesor. Añade elementos nuevos, añade un mapa más grande y es mejor en todo. Pero es continuista y repetitivo a más no poder. Si hubiese aparecido dos años después de la primera parte se hubiese entendido, pero, tras tanto tiempo de espera, se hace decepcionante que lo único que nos ofrezca sean mapas más grandes que explorar.


Catalyst es una buena experiencia y, si nunca probaste el anterior, ve a por él sin duda. Pero si ya le sacaste todo el jugo, quizá te convenga comprar este a precio reducido.

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