domingo, 8 de noviembre de 2015

Últimamente: Dragon Age Inquisiton



Últimamente he decidido volver a recorrer los hermosos parajes de Inquisiton. El juego ya me cautivó cuándo salió pero no llegué a terminarlo, así que me he vuelto a sumergir en su profunda narrativa para darle término al fin y saborearlo como se merece hasta el final.

Yo nunca fui un gran fan de las entregas anteriores. Las terminé ambas pero nunca encontré qué tenían de especial para que todo el mundo considerase al primero una obra maestra. Pero, como siempre digo, es cuestión de gustos. 





Así que no sabía qué pensar de Inquisition cuándo se anunció, pero cada nuevo trailer me convencía más y más de que aquello iba a ser algo grande, algo inolvidable.
Y así fue. Cuándo lo empecé ya me empecé a dar cuenta de que el título que tenía entre manos me iba a absorber. Cada fotograma me embelesaba y cada paso que daba me instaba a recorrer el escenario solo por el gusto de admirarlo. Realmente Bioware ha hecho un gran trabajo con Inquisition a nivel artístico.


Cada paisaje está cuidado al detalle. En los bosques, la vegetación abunda y nos encontramos plantas de varios tipos llenando el suelo, rocas, árboles, etc, que contribuyen a hacernos creer que estamos en un bosque real. Además de que el viento mueve con fluidez cada hoja.
En la costa, el mar ajetreado por el temporal, chocará violentamente contra la roca viva y levantará espuma con cada ola. En el cielo despejado, el sol brilla con fuerza y filtra su poderosa luz entre las nubes e ilumina los majestuosos castillos que se erigen sobre las ciudades del juego.


En resumen, nunca me había encontrado ante un juego tan bello a nivel de paisajes naturales. Y he jugado a casi todo lo que ha salido hasta la fecha. El juego merece hasta el último céntimo que pagué por él, pues pocas veces me he encontrado con un título que me inste a detenerme y simplemente, pasear por el escenario.

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