viernes, 11 de septiembre de 2015

Batman: Arkham Knight


Rocksteady lo ha vuelto a hacer. Lejos quedan ya los días en los que decíamos que Arkham City era el mejor juego sobre un superhéroe jamás creado, pero lejos de acomodarse, la empresa que dio alas al murciélago en nuestras consolas, siguió trabajando duro para volver más fuertes que nunca.
Con Arkham Knight han demostrado que no solo se puede mejorar lo aparentemente inmejorable, sino que además se puede llevar a cotas enfermizas de detallismo y majestuosidad.
Cuando el título que nos ocupa da comienzo, nos percatamos de que no estamos ante un juego cualquiera. Ya desde el comienzo podemos apreciar la exquisita factura del apartado técnico, que lleva nuestra consola al límite, mostrando texturas nítidas y modelos excelentes.


Y por supuesto, los gráficos no son lo importante, pero si son espectaculares, siempre es de agradecer y que es lo primero que vamos a ver nada más iniciar la partida. Pero no solo de gráficos vive el murciélago. Desde el primer momento nos encontraremos como en casa si ya hemos jugado a las entregas anteriores. Los controles responden a las mil maravillas y todo es fácil e intuitivo. Es un placer balancearte por los edificios con la bat-garra y es un placer, también, derrotar a los matones con nuestros puños. El sistema de combate se ha conservado sin apenas cambios, pero sigue siendo tan divertido y desafiante, a la par que sencillo de aprender.
Para el doblaje se han mantenido las voces de los juegos anteriores, con la voz de Batman que se usó en las películas de Nolan y la excelente interpretación del Joker también está de vuelta. Es cierto que a veces se podrían mejorar algunas interpretaciones, pero por lo general es un juego bien doblado.



El juego empieza sin rodeos. La intro nos pone en situación y enseguida estaremos recorriendo las calles con nuestro héroe, ya sea a pie o conduciendo el nuevo y mejorado bat-móvil, recién estrenado para la ocasión. El vehículo puede entrar en modo tanque con la sola pulsación de un botón y nos servirá para despachar los tanques que patrullan las calles intentando darnos caza.
Es cierto que el bat-móvil es un añadido que muchos pedían y es un placer manejarlo, aunque a veces parece que el juego fuerza las situaciones para justificar su uso.


Por lo demás todo sigue las pautas de los anteriores títulos de la saga. Tenemos una ciudad inmensa para explorar y en todo momento se nos marca dónde debemos acudir para seguir la historia. Cuando queramos podemos parar a tomar un descanso y explorar en busca de las muchas misiones secundarias que se nos plantean. Dichas misiones consisten en atrapar un criminal buscado, como el Pingüino o Dos Caras o desactivar bombas con la ayuda del inseparable bat-móvil. Estas misiones son indispensables para mejorar nuestro equipo ya que nos harán ganar experiencia que podremos invertir en mejoras como aumentos de salud o blindaje extra. Pero la cosa no acaba aquí, ya que es menester completarlas absolutamente todas para poder ver el verdadero final del juego.


Con todo, Arkham Knight no es un juego perfecto ni mucho menos, aunque esté recreado con enfermizo nivel de detalle. Podemos ver las gotas de lluvia cayendo sobre Batman y haciendo que su capa ondee mientras planea, así como los vídeos reflejados en las pupilas del hombre murciélago.
Pero también es cierto que la historia no tiene tanto gancho como las de anteriores títulos, y que completar el 100% puede hacerse pesado para algunos dada la naturaleza de algunas misiones.
Pero lo que sin duda es cierto es que se trata del juego con mejor apartado técnico de la generación junto a The Witcher 3 y que, salvo por algunos detalles antes mencionados, es un juego adictivo y bien construido en su mayoría.


Si jugaste a la serie Arkham no puedes perderte su final y si nunca te habías puesto a los mandos del murciélago hasta ahora, te recomiendo que lo hagas desde la primera entrega. Te aseguro que no te vas a arrepentir aunque no te gusten demasiado los superhéroes.



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