Ah, la guerra de los 16 bits... Qué lejanos recuerdos de la que fue una de las mejores etapas del mundo de los videojuegos. Coloso contra coloso. Nintendo vs Sega. Sin cuartel ni reglas. Todos recordamos el clásico "Sega does what Nintendon't". No me voy a poner ahora a discutir lo poco lícito que me parecían esos comerciales ni si Sega hizo o no hizo lo correcto.
Hoy estoy aquí para hablar de una de las mejores máquinas que hubo por el entonces. La Sega MegaDrive vino para demostrar que los 8 bits estaban desfasados y para bombardear en la cara de los Nintenderos lo poderosa que era la nueva consola. Cuando MD hizo su entrada triunfal, nada volvió a ser igual. Sonic nos deslumbró y nos enseñó lo que era la velocidad.
Y no solo Sonic, sino muchos otros juegos nos encandilaron. Streets of Rage, Shinobi o los propios juegos de Disney eran realmente buenos y aun siguen siendo divertidos a día de hoy.
Hace un tiempo tuve el primer modelo de Mega Drive y le dediqué bastante tiempo, aunque dejó de estar en mi poder y bien que la eché de menos. Para mí hubiese sido la consola perfecta cuando era un crío, ya que en su catálogo hay dos juegos de Power Rangers, serie que me gustaba mucho, otro de Jurassic Park y otro de Dragon Ball Z. En su momento la hubiese adorado.
Actualmente mi pareja me ha regalado el segundo modelo existente de MD y tengo que decir que es mejor y más compacto que el original. El mando de 6 botones es una gozada y es un placer recuperar viejas glorias como Streets of Rage y más si se puede jugar a dobles.
Mega Drive II es una consola muy recomendable aún a día de hoy que te puede dar buenos momentos aun con sus limitaciones técnicas.
Puede que Super Nintendo fuese algo más potente por ser una consola posterior, pero MD es una perfecta competidora que hizo las delicias de mucha gente que pasó a adorarla como una de las mejores consolas jamás hechas.
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